jueves, 16 de febrero de 2006

EL SONIDO

Hoy me toca hablar del gran olvidado. Y no sólo por parte de los fabricantes de Hardware, sino por los propios jugadores.
Hagan la prueba, pongan durante un instante un juego como el MOHAA o cómo el COD... o incluso un juego como el GTA. Diablos, cojan cualquiera. Y ahora bajen el sonido, por favor. Ya lo sé, no hay cojones.
En MOHAA y COD, tras una explosión podemos oir perfectamente, cómo la gravilla nos cae desde el cielo tras una bestial explosión... sentimos el peso de nuestra mochila y escuchamos cómo la cantimplora golpea la culata del fusil, oímos unos bombardeos a los lejos. Escuchamos gritos en la lejanía. Un avión sobrevuela tan cerca que hace que agaches la cabeza hundiéndola entre los hombros. Tu respiración se entrecorta, oyes tu corazón.
Y no, no hay avión, ni gravilla, ni cantimplora, ni mucho menos corazón, pero tú los sientes y te ayudan a estar en el mundo que el diseñador ha creado para ti. Todo un mundo que nadie ve pero que todos sentimos si cerramos los ojos. Medio mundo del juego creado sin un sólo polígono. Sin complejos cálculos y sin costosísimo hardware. Ahí es nada.
Casi todos podemos disfrutar de un sonido medianamente bueno por poco más (y en ocasiones menos) de 100 lerus. Si dividimos Inmersión/Inversión, el resultado es casi infinito. Pero claro, del sonido no se pueden hacer fotos... y eso no sale en las revistas esas que nos llevamos al váter.
El sonido está olvidado. Arrinconado en una esquina.
El sonido (envolvente) nos sitúa al enemigo. Nos dice en qué marcha estamos y si hemos de reducir antes de llegar a la curva. Nos avisa de un derrape excesivo, nos alerta de un suelo quebradizo. Nos dice que hace viento. Hace que personajes sin boca hablen. El sonido crea una tensión insoportable en los pitidos de un radar en una estación infectada de Aliens.
El sonido nos ha regalado grandísimas bandas sonoras como las de Outcast o Hitman:Contracts.
El sonido guiaba al bicho de las tres patas en Half Life. El sonido creó en Tetris la única melodía capaz de ser tan adictiva como el propio juego.
El sonido hizo volar nuestra imaginación en los tiempos de 8 bits convirtiéndose en el fundamental apoyo de unos deficientes gráficos.
Larga vida al buen sonido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No puedo hacer otra cosa que agree totally with you ajare... ¿para cuando revistas con sonido? XD