martes, 13 de diciembre de 2005

REALITY ON-LINE

Andaba yo ésta mañana tomándome un café a las 8 de la mañana en una bar cualquiera y comencé a observar a la gente detenidamente. Había un fulano metiéndose un plato de bonito encebollado con tomate y un palmero de vino que charlaba/discutía de manera acalorada con un compañero al que parecía habérsele ido la mano con los carajillos de anis.

"Do be buedo creed que digaf ezo"

Y el otro le contemplaba paciente mientras se embutía en la garganta otro trozo de bonito con pan untado en tomate. ¡Riasca! Para dentro.

Había otro grupo de genios al fondo de la barra que habían decidido hacer una "competición de bocadillos y vino" a ver quién se atizaba más volumen en menos tiempo. Calamares, tortilla y chistorra. Con dos cojones.

Paseaba yo nervioso por el bar y curioseando me metí en un recoveco en el que vi unas fregonas y al final una bicicleta de montaña y pensé... "aquí... en la trastienda, que es dónde todos escondemos nuestras aficiones".

Y me di la vuelta y miré de nuevo al bar... y pensé que a lo mejor existía una pequeña posibilidad de que alguo de ellos jugara de vez en cuando a los videojuegos... y si no en éste antro quizá en otro que hubiera visitado con anterioridat... o quizá el hijo de la señora que me cruzo todas las mañanas por la escalera.

Yendo más lejos pensé remotamente que quizá uno de ellos tuviera un familiar al que algún día proporcioné con alevosía un "headshot" jugando al Unreal.

La verdad, creo que prefiero no saberlo.

Los amantes de los videojuegos guardamos la bicicleta en un rincón de nuestra cabeza para no tener que ver al "Master Chief" en un bar a las ocho de la mañana jalando bonito encebollado.

Reality sucks, porque si no "sucks", yo tendría una bici de montaña en la trastienda en lugar de un consola y un Pc.

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