No hay quien me entienda. Escribo éstas líneas con la esperanza de que ustedes lo hagan...
Miren, andaba hace poco preparando un artículo para un proyecto sorpresa del que ustedes sabrán algo en breve, cuando “enderrepente” me subió "una calor" por la espalda (que es lo que me pasa cuando mi cerebro empieza a pensar en algo por su cuenta sin previo aviso). La cosa está en que comencé a analizar cuáles erasn los últimos juegos que me había terminado. Acojónense con la lista:
Enter The Matrix, Path of Neo, Quake IV y Farenheit.
¿Acaso me gusta la mierda? Me carcomía la pregunta por dentro a mi mismo en mis propias carnes.
Quizá y sólo quizá, el último Quake sea el único que merezca estar por encima del 6,5, pero vaya, en general ninguno de ellos destaca por ser juegos a los que merezca la pena dedicarles el tiempo requerido para terminarlos. Unas 10 horas cada uno.
Pero lo peor no es eso sino que esas 40 horas las podría haber dedicado a otros juegos que tengo pendientes desde hace tiempo y para los que parece que soy incapaz de sacar tiempo nunca y que a todas luces son mejores juegos que los arriba citados: Vampire, Chtulhu, MGS3...
Y sin embargo tienen una cosa a su favor; la inmediatez.
Por desgracia ya no tengo 20 años lo que conlleva dos cosas, ya no puedo saltar vallas sin que me duelan hasta las orejas y no tengo tiempo prácticamente para nada, lo que implica que no puedo ponerme a jugar cosas como Morrowind (que duran 50 horas), no porque dure demasiado, sino porque para “hacer algo”, para poder avanzar en la trama lo más mínimo, necesito un par de horas cada vez que me pongo con ellos.
Son mejores juegos, sí, pero también más complejos.
Sin embargo los arriba citados, son tontorrones como ellos solos; puedes jugar media horilla, pasarte un par de fases y dejarlos para otro momento en que te vuelva apetecer pegar cuatro patadas, o dos tiros. Además el factor memoria no importa. Me explico.
Si uno deja a “Deus Ex” o su segunda (y aunque muy irregular y poco pulida pero todavía estupenda segunda parte; Deus Ex: Iw), al Vampire, al Morrowind, a un Metal Gear... y se aleja de él más de un par de semanas y vuelve al juego tras ese periodo, es más que probable que uno no recuerde qué diablos hace ahí, ni cómo llego ni por qué tal o cual facción parece empeñada en querer arruinarle la vida a uno, “con lo majo que soy” por Dios.
Si dejas el “Enter de Matrix” durante dos años, y vuelves a él, sabes perfectamente que tan sólo has de pegar tiros y patadas para avanzar, que los de negro con corbata son malos y que tú eres rebelde y bueno porque el mundo te hizo así. Como a Jeannete.
Así pues, aunque preferiría jugar a Chtulhu antes que a Farenheit, he de reconocer que el segundo es más inmediato que el primero, todo queda a mano, los puzzles son de “pimpampum”, no hay apenas dificultad, se avanza rápido en la trama.
En realidad esos juegos no son buenos juegos, son sencillamente “el fast Food” de los videojuegos. El Burguer King de las aventuras gráficas, lo que algunos llaman “casual gaming”.
En un mundo en el que cada vez tenemos menos tiempo para sentarnos a degustar un buen solomillo, la hamburguesa ha terminado triunfando, pero al menos me queda el consuelo de que en cuanto tengo algo de tiempo... ¡Camarero! “Tráigame mi solomillo y llévese éste estúpido perrito caliente de mi vista.
Aunque ojo, hay veces que también voy al Mc Donalds los sábados, pero entonces lo hago con la satisfacción del que hace lo que le apetece, no lo que se ve obligado a hacer por las circunstancias.